El riff del crepúsculo

Se despierta. Pone agua a calentar. Coloca una bolsita de té bancha en la taza. Se mete a la ducha, caliente y fría, rápida, energética. Pasea por el ático frente al ventanal que da a la  Dieciocho con South Park Avenue. Con la taza humeante en la mano izquierda va dando pequeños sorbitos… – Una, dos, tres, ¿Dónde está X7? – su guitarra favorita no está en su sitio. Se le acelera el pulso y comienza a mirar en los lugares más evidentes, luego en los rincones donde suele dejar lo que lleva encima cuando llega tarde y cansado. Nada, no está. La guitarra con la que ha tocado en los bolos más importantes de su vida. X7, su niña dulce y salvaje – ¿Dónde coño está? – comienza a golpearse con la mano en la frente -¿Cómo he podido olvidarme de ella? ¡No entiendo nada! Ni en los años más enloquecidos de mi vida, puesto de ácido, de éxtasis… Siempre he llegado con ella a casa. Siempre segura, siempre conmigo; y ayer, que me tomo tres cervezas y llego a casa antes de las doce, desaparece. ¡Qué mierda! No está. Yo juraría que subí con X7 en el ascensor. Recuerdo haberla apoyado en el  suelo mientras se sucedían los quince pisos… ¡No puede ser, coño!– patea los muebles que se va encontrando por el camino.

– ¡Buenas tardes N1! ¿No me habré dejado a X7 en tu casa anoche?

– ¿X7? ¿En mi casa? ¿La has perdido? ¿En serio?

-¡Sí! No necesito una ráfaga de incredulidad ¿Está ahí o no?

-¡Claro que no! Dame un segundo que me aseguro… No, aquí no está. Pero… ¿En serio que la has…? –T2 le corta – ¡Vale! ¡Gracias! ¡Ciao!

– ¿J4?

– ¿Sí?

 ¿Qué tal, tío? ¿Cómo va?

– Bueno, no sé qué decirte…

-¡Oye! ¿Por casualidad no me dejaría ayer a X7 en tu coche?

– ¿X7? ¿En serio? ¿No la tienes?

– Sí, en serio.

– Bajo a mirar ¿Qué raro que la hayas descontrolado, no?

– Pues sí, la verdad es que estoy alucinando. Pero, como cada vez nos quedan menos neuronas…

-¡Espera! Ya estoy abriendo el coche, a ver… No, no, no… No, aquí no hay nada ¡Lo siento tío! Te noto súper agobiado.

– Lo estoy ¡Gracias! ¡Ciao!

– Esto es una broma de mal gusto ¿Qué necio me puede estar haciendo esto? Conozco a tanto desubicado que la lista es interminable. Ayer todo fue de lo más normal. Ensayo. Grabación en el estudio del último tema. Seis horas sudando sangre hasta que conseguimos que sonara como queríamos, una mezcla entre cajun, zaydeco y blues del Delta. Al final quedó perfecto. Terminamos extenuados pero con una sonrisa de oreja a oreja, lo habíamos conseguido. Paré un taxi y marché a casa. En el portal me encontré con Z0. Llevaba meses sin verlo, me dijo con su acento medio francés medio brasilero -¿Qué onda, mister? – charlamos un rato de su hermana, mi ex. De su última obra de teatro, que se está representando en una sala alternativa del barrio y, cuando ya nos habíamos despedido y me disponía a coger el ascensor, me gritó desde la puerta de su piso -¡Eh, T2! Ante todo, no te dejes llevar por el pánico- le sonreí con cara de poker sin entender lo quería decirme y subí a casa. Dejé a X7, espera… ¿Dejé a X7? No tengo ninguna imagen dejando a X7 en ninguna parte de la casa. Visualizo, una y otra vez, los fotogramas que van desde que cojo el ascensor y apoyo a X7 en el suelo… ¿Apoyo a X7 en el suelo? Tampoco veo esta secuencia. Pensé que la había apoyado por pura inercia, por haberlo hecho miles de veces, pero no, ayer no ¿La tendrá Z0? Nunca terminó de perdonarme lo de su hermana y además durante unos años estuvo ganándose la vida como ilusionista. Hacía desparecer cosas, personas… Es seguro, él tiene a X7. Por eso me gritó que, ante todo, no me dejara llevar por el pánico. Z0 interpreta un solo de guitarra con X7 en honor a su amigo. Los invitados al sepelio aguantan las lágrimas como viejos lobos metálicos – T2 era un genio, ya estará actuando en otra realidad ¡Larga vida al rock and roll! – Z0 bebe de un trago el chupito de tío Jacky. Deja a X7 sobre el féretro y observa como desaparece, muy despacio, entrando al horno de cremación.

• Ilustración del Gran Dani Santos