- Sintiendo cada desplazamiento como un balanceo magnético que me hace sentir la masa de todo, la energía de todo. Me siento al moverme, al rozar con las partículas subatómicas que me forman y que me rodean. La quietud es una ilusión de ser materia, algo que da cobijo al Yo aislado. Al avanzar me transformo en materia real, en fuerza electromagnética de arrastre, en energía, en a su imagen y semejanza, en Dios.
- Cada molécula de nuestro cuerpo vibra de una manera particular, y esa vibración viaja y se comunica con todo el universo que tenemos dentro y con todo el universo que nos rodea. Es decir, somos Todo.
- El agua y su memoria. Coherencia molecular. Medio a través del cual conversan las ondas, la materia en todos sus estados. Espacio de comunicación intermolecular. Memoria milenaria. Superconductor emocional.
- El agua contándote quien eres, quien eres desde siempre, quien serás siempre. El agua te comunica el cambio constante, la mutación, la actualización del mejor futuro a cada paso, la memoria, el instante y el futuro de tu doble en un solo momento sin tiempo, sin espacio, sin aceleración, sin materia… Sólo longitud de onda… Olas de ondas, patrones de interferencia que te comunican la imagen que tienes ante cualquier espejo, ya sea mineral o de carne, sepa tu nombre o simplemente esté coincidiendo contigo un segundo dentro del Campo inmutable.
- Percepción. Patrones de interferencias de ondas. Conocer el mundo es literalmente estar en su longitud de onda.
- Al observar conviertes los patrones de ondas al margen del espacio y del tiempo en la manzana roja a la que le vas a dar un mordisco, justo donde realmente no hay nada y está potencialmente todo. Sólo en nuestras pupilas existe el espacio y el tiempo.
- Las tuberías de luz por las que los fotones viajan libremente por nuestro organismo, deslizándose sobre pequeñas gotas de agua, nos comunican con el Campo, todo lo que está ahí fuera rodeándonos. Y ese afuera, realmente somos nosotros, ya que toda la información está ahí afuera y nosotros sintonizamos con ella, colapsamos las ondas en pensamientos, estos en emociones y estas en vida.
- El orden que el observador coloca con su mente en el potencial infinito de lo cuántico, nos permite saborear la certeza de poder agasajarnos a nosotros mismos con una estadística positiva que incline lo aleatorio continuamente a nuestro favor, condensando las ondas en pensamientos, emociones y situaciones cotidianas en las que somos felices, vibramos en amor, en alegría y disponemos de toda la energía que deseamos.
- Somos antenas. Junto a nuestra capacidad de conectar con lo que somos o con lo que tenemos que hacer en cada momento está la cuestión de… ¿Voy a trabajar o me estoy arrastrando por el Campo Punto Cero? ¿Estoy hablando con mi madre o realizando una neuro-bio-descodificación? Somos creador, criatura, creación y molécula en obras que buscan un diseño aleatorio y modificado por la intención de amarlo todo; para con alegría establecer una paz iluminada o una fiesta de pueblo para todo tipo de doctores de todo tipo de ciencias. Ciencias que dan certezas de todo tipo, en ausencias de certidumbre, en la mística de la ciencia, en la coherencia entre hemisferios. Estamos en la misma longitud de onda que nuestro creador. Ya que nuestro creador somos nosotros.
- En las tuberías de luz por las que los fotones recorren los corazones moleculares, de cada una de nuestras células, es el agua quien les recuerda que somos infinitamente más rápidos que la luz y que ya estábamos aquí mucho antes de que ella llegara. A la luz, a través del agua, memoria cósmica, le recordamos que es el mensaje y el mensajero, pero quien concibe el mensaje somos nosotros, idénticos en cada instante al ser único, al Creador.
- En honor a lo eterno, un instante en el que pudiendo decidir del potencial cuántico la opción que desee, elijo vivirme para disfrutar de hacer feliz al Creador.
- Encinas y unicornios, las puertas de la infancia fundidas con las de la muerte, vacío, tanatorio en el parque de atracciones con guardería y servicio de tanatoestética. Una decoración para el alma que vive cien veces a precio de mercado reducido a la media, o una digestión de aburrimiento elevado a la “ya te lo advertí”. Los milagros están sobrevalorados.
- Taquiones: partículas que viajan más rápido que la luz.