Estados Confederados de Hispania

Cortinas de humo, políticos en la cárcel por corrupción o por solicitar soluciones, a problemas históricos, que se salen del marco legal establecido como las reglas del juego; unas reglas  ya superadas, de largo, por la sociedad y que sólo representan a minorías que no han soltado el poder desde el Antiguo Régimen; se les distingue con claridad: huelen a rancio y su mirada muestra que se sienten superiores, te saludan como si te dieran una limosna y creen que ya hacen demasiado por nosotros al pagarnos las nóminas, que con gusto más de uno lo haría tan sólo cuando lo considerase oportuno, no vaya a ser que la viabilidad del negocio se ponga en peligro; para ellos sólo somos ganado doméstico al que gestionar en busca de la mayor rentabilidad.

Los políticos que no están en la cárcel siguen a lo suyo, trabajando al servicio de corporaciones cuya visión, misión y proyecto empresarial se resume en un solo objetivo: enriquecerse y no invertir un céntimo en desarrollo social; bastante hacen con pagarnos los salarios ¡Faltaría más!

Siguiendo con las utopías de principio de milenio llegamos a la separación de poderes (ejecutivo, legislativo y judicial); es en esta parte de la representación teatral que realizan los partidos políticos donde más difícil es contener las ganas de vomitar, viendo a diario como el ejecutivo legisla a medida de sus intereses como partido y como lucha por colocar en puestos clave a jueces afines, a los que tienen en nómina o a los que les deben un favor… ¿No os suena a la cosa nostra?

Pues estos lodos nos gobiernan y además se les llena la boca al hablar del vergonzante Tribunal Constitucional, como si fuera este la cuna de la imparcialidad ¿Por qué pelearán a muerte por colocar a magistrados que les sirvan en ese paradigma de la justicia en democracia?

Y nosotros, la sociedad, a lo nuestro, perdidos y golpeados entre la cola para comprar el último diseño de inteligencia artificial, esperar a rebajas para cambiar de lavadora o echar horas en el curro como si no hubiera mañana para poder pagar el alquiler, la hipoteca, las cuotas del carro y el seguro médico…. ¿seguro médico? ¿Qué ha sido de la sanidad pública? ¿Por qué no vemos a nuestros representantes políticos luchar por reducir las homicidas listas de espera? ¿Por qué no se hacen fotos en el servicio de urgencias de un hospital de barrio, junto a la gente hacinada en salas de espera deprimentes? Supongo que es porque los políticos que aún están en libertad, cada vez en menor porcentaje, andan muy ocupados negociando con los agentes comerciales que representan a la industria farmacéutica y al gigantesco negocio de la medicina privada.

Llegados a este punto del camino ¿A quién votar? ¿Cómo sacarse la piel de esclavos y títeres que nos quieren calzar desde el ejecutivo, el legislativo, el judicial y el empresario/sindical? Muy sencillo, podemos mudarnos a otro sistema solar, meditar durante once horas al día o manifestarnos y gritar a estos ineptos que nos gobiernan que despierten de una vez, pues nosotros lo hemos hecho ya.

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