“El fracaso es imposible”
Susan B. Anthony
Saltas de un lugar a otro del universo, de los órganos de tu cuerpo al intelecto de tu mente. Huyes de la empalagosa inspiración y creas un nuevo orden sobre la frialdad de los hechos. En tus órganos sientes la inteligencia del Ser, antes de pensar, antes de sentir, antes de la palabra, antes del Big Bang: la proto-consciencia, esencia ontológica de la cognición, estado en el que todos los premios novel babean como un niño de dos años: pre-consciencia que transmuta la especulación en la hipótesis aséptica de un cosmos de carne y hueso, en la teoría onanista del sabio que sólo escucha sus propias palabras, sus afirmaciones sobre lo que quizá pueda ser.
Saltas de una parte del universo a otra, del valle fascinante del macizo de Monte Perdido a una sala de bio-inconsciencia en el corazón del Born. Sueños lúcidos y nóminas vaciadas de sentimiento en la ecología urbana del: esto siempre sale bien si antes de firmar lo siento. Firmas y siempre lo sientes. Lo afirmas, lo sientes, lo saboreas, la libertad de sentir tus órganos, tu Ser, tu intelecto.
Saltas de un lugar a otro del universo, sobre la peluca de tu reina y la insuficiencia de un rey sacro que, como cualquier iglesia, siempre se apuntan a la fiesta si hay algo de carne inteligente que se pueda quemar en una buena hoguera.
Saltas de un lugar a otro del universo, en la molécula de la felicidad quizás se encuentre el sabio que te diga, de una manera definitiva, cómo respirar, cómo meditar, cómo lo hizo el Buda, cómo lo hizo Cristo, cómo lo hizo Lao Tse… ¿Cómo lo haces tú? ¡Respira!
* Portada de Pablo Buisan @buisanpablo