La clave: el agotamiento y la necesidad de descansar en las vísperas del Tercer Milenio. La Guerra ha terminado pero un paisaje de muerte, creado por cuatro años de encarnizados combates, pinta de gris las celebraciones por el fin de la contienda. Una guerra entre hermanos que no ha dejado ningún recuerdo claro.
Se ha firmado la paz tras un invierno, 2043, en el que ninguno de los dos ejércitos ha conseguido arrancar al otro ni un palmo de tierra. En el tratado de paz el país ha sido dividido al cincuenta por ciento para cada bando. El sentimiento de haberse estado matando, durante cuatro años, para nada, ha convertido el regreso de las tropas al hogar, en la vuelta de un emigrante a su país con las manos vacías y con las huellas profundas de un castigo estéril.
Pasan los meses dedicados a contar las anécdotas del frente. El paro obliga a los excombatientes de ambos bandos a buscar trabajo en las zonas que durante cuatros años fueron territorio ocupado por el enemigo, y que sólo pisaron para matar o destruir infraestructuras. Pero la historia la escriben los vencedores y en esta guerra no hay victoria. Lo mejor era olvidar. Los excombatientes se han ido reuniendo en redes laborales y sociales que, poco a poco, se han diferenciando de las que forman aquellos que no han experimentado el campo de batalla.
El país ha quedado doblemente dividido: cuatro patrias en una, es demasiado para que alguien esté cómodo. Con el paso del tiempo los bandos que se enfrentaron a tiros, ceden el terreno a dos nuevos bandos: los veteranos de guerra y los que pasaron la contienda buscando dinero entre los escombros financieros de la nación e intentando no ser violados por una patrulla bajo los efectos de una sobredosis de adrenalina. Lentamente las diferencias van tomando forma.
Los emigrantes, que con el repunte de la economía de posguerra, vuelven a llegar a miles al país, cooperan en la demarcación de las diferencias, integrándose en uno u otro bando: esas dos redes humanas independientes que cuatro años de guerra han hecho aflorar transcurridos dos años de paz. La guerra no ha terminado. Ha cambiado de estrategia para seguir dividiendo a los ciudadanos en dos bloques compactos que sólo se relacionan por necesidades comerciales.
En el tercer año de paz se ha conseguido que los intercambios de productos y servicios se realicen a través de portales financieros o video-conferencias; de esta manera se evita el contacto directo entre los integrantes de los dos bloques.
En el cuarto año de paz comienzan a desarrollarse estrategias, por parte de las empresas periodísticas, para dirigir programaciones diferentes para cada uno de los dos bloques. Siguiendo a los medios de comunicación, las marcas nacionales y locales dirigen sus campañas de comercialización a públicos concretos de los dos bloques.
Por último, los partidos políticos comienzan a lanzar sus mensajes de gestión con contenidos diferenciados para cada una de las dos grandes masas de votantes. El país está radicalmente roto. Se ha dinamitado la relación entre los dos bloques, con una población censada de cuarenta millones de habitantes cada uno.
En el quinto año de paz hacen aparición líderes políticos que señalan como culpables de las deficiencias de un bloque a los éxitos del otro. En el sexto año de paz los líderes políticos que representan el perfil hostil con el otro bloque, cuentan con miles de seguidores descontentos con su presente.
Este hecho comienza a preocupar a los líderes políticos de los partidos moderados que, a su vez, cuentan con la mayoría de los votos de los dos bloques.
En el séptimo año de paz los líderes políticos, de los partidos mayoritarios, acuerdan mantener una serie de reuniones para acordar la estrategia común que elimine toda esperanza de victoria en los líderes políticos que construyen su discurso sobre el odio entre bloques.
En el año octavo de paz los partidos mayoritarios acuerdan financiar conjuntamente la mejora de las infraestructuras y servicios de los núcleos urbanos donde residen los votantes de los líderes violentos.
En el año noveno de paz los líderes hostigantes son borrados del mapa. No obtienen suficientes votos para mantener su representación parlamentaria.
En el año décimo de paz los líderes políticos de los partidos mayoritarios pactan gestionar conjuntamente los dos bloques. En el año décimo primero de paz los partidos mayoritarios se funden en un solo partido.
En un referéndum vinculante el setenta y nueve por ciento de los votantes de los dos bloques apoya la fusión basada en la eficiencia de la gestión pública.
Se potencia al máximo la capacidad operativa de los gobiernos locales y se reparten las provincias equitativamente entre los representantes de los dos antiguos bloques. En el año décimo segundo de paz un gigantesco y único partido se presenta a las elecciones generales. El setenta por ciento de la población no acude a votar.
Las elecciones se anulan y, mientras se reflexiona sobre el mensaje que el pueblo ha querido transmitir, se mantienen los cargos previos a las elecciones. Se realizan sondeos de opinión para no herrar en la conclusión de esa abstención mayoritaria. El ochenta y siete por ciento de los encuestados opina que quieren votar únicamente a los representantes locales, a los que pueden valorar por su gestión directamente relacionada con el desarrollo o disminución de su calidad de vida.
Otra de las grandes conclusiones que arrojan los sondeos de opinión es que, los representantes locales votados por ellos, sean los que voten a los representantes nacionales que se ocuparán únicamente de la política exterior del país: exportaciones, importaciones y política internacional.
De esta manera los representantes locales se cuidarán de votar a los mejores, pues de lo contrario serán expulsados de sus puestos provinciales.
En el décimo tercer año de paz una estructura absolutamente descentralizada para la gestión interna y una unidad sin fisuras de cara al exterior ha generado una aceleración de vértigo en la productividad interna y un aumento notable de las exportaciones.
En el décimo cuarto año de paz el modelo del país comienza a ser importado por los países vecinos. En el décimo quinto año de paz cuarenta y nueve países desarrollan el modelo de partido único descentralizado en el interior y único hacia el exterior.
En el décimo sexto año de paz el bloque de cincuenta países acuerdan financiar conjuntamente su política externa.
En el décimo séptimo año de paz el grupo de cincuenta países amplía la alianza y acuerdan financiar conjuntamente la política económica interna.
En el décimo octavo año de paz otro bloque de veintidós países abordan las reformas necesarias para adoptar el mismo modelo que el grupo de los cincuenta.
En el décimo noveno año de paz setenta y dos países se unen en un solo bloque. En el vigésimo año de paz el resto de países de la comunidad internacional adoptan el mismo modelo. En el vigésimo primer año de paz se acuerda una gestión única del planeta.
En el año vigésimo segundo de paz los ciudadanos controlan la gestión del planeta mediante el control a los líderes locales, quienes eligen a los líderes nacionales y estos a los internacionales.
En el año vigésimo tercero de paz el sistema no requiere de controles objetivos, la dependencia mutua entre todas las escalas del sistema hace que este se controle a sí mismo.
En el año vigésimo cuarto de paz la comunidad internacional acaba con el hambre en el mundo. La seguridad social y la educación pública llegan a todos los habitantes del planeta a través de sus líderes locales.
En el año vigésimo quinto de paz todos los habitantes del planeta tienen cubiertas todas las necesidades básicas: casa, agua corriente, alimentación, calefacción, medio de transporte, salud y educación.
En el año vigésimo sexto se investigan los porcentajes de consumo de drogas en el mundo. El abuso de sustancias psicoactivas se ha reducido a la mitad comparado con el consumo de cinco años atrás.
En el año vigésimo séptimo de paz el consumo problemático de drogas ha desparecido. En el año vigésimo octavo de paz se desmantelan los ejércitos y se mantienen los cuerpos de seguridad controlados por los líderes locales.
En el año vigésimo noveno de paz el presupuesto para el desarrollo de armamento es cero. En el año vigésimo noveno de paz se acuerda votar a los líderes locales, responsables de la seguridad, cada dos años.
Siendo posible la reelección durante un máximo de tres legislaturas. En el año trigésimo de paz investigaciones psiquiátricas y endocrinológicas arrojan conclusiones de un aumento brutal de las tasas de felicidad entre la población mundial: los suicidios se han reducido en un ochenta por ciento, las agresiones en general se han reducido en un setenta por ciento, los robos y atracos a mano armada se han reducido en un setenta y siete por ciento.
La expansión del sida ha descendido en un noventa por ciento. Ningún menor de dieciocho años trabaja en el mundo.
La prostitución se reduce en un ochenta y nueve por ciento y el paro desaparece a escala mundial.
En el año trigésimo primero de paz una erupción volcánica sin precedentes borra a la especie humana de la faz de la tierra.